sábado, julio 06, 2013

Batman Begins con esteroides (crítica, o así, de "El hombre de acero")



Ya aviso que no tengo ni pajolera idea de hacia adónde va este artículo/crítica/pajamentaloide basado en "El hombre de acero" CON, AVISO CON TIEMPO, SPOILERS A TUTIPLÉN. Habitualmente me siento al teclado con un plan someramente establecido, pero en esta ocasión lo único que traigo es un bote de helado de nueces de macadamia en sus últimos estertores. La culpa de esta indefinición la tiene, paradójicamente, que acabo de llegar de ver "Star Trek: en la oscuridad", y su visionado me ha retrotraído a la película de Zach Snyder a través de sus similitudes y sus contrastes. "Star Trek 2", que NO ES UNA BUENA PELÍCULA EN ABSOLUTO, levanta el vuelo en varios aspectos en los que el nuevo Superman se da de bruces; pero a su vez incide en defectos similares y del tamaño de Krypton. Y todo, todo ello, basado en la historia que nos cuentan. No, ni el guión, ni el argumento: LA HISTORIA, y los mecanismos que nos llevan a través de ella. Fallas enormes inherentes a la gran mayoría de blockbusters de los últimos años, y que voy a intentar explicar a través de "El hombre de acero". Por supuesto, voy a fracasar en el intento, porque si no no estaría escribiendo un blog que ridiculiza la palabra "minoritario", pero es que tampoco tengo otra cosa que hacer esta noche: el teléfono de Monica Bellucci sigue comunicando, maldita sea.

Bien, "El hombre de acero" ("Man of Steel", MoS a partir de ahora) (según las leyes marcbranchesianas de la pereza) es un film con algunas buenas ideas que nunca, nunca llegan a buen término por dos razones principales: a) fracasa estrepitosamente en la delineación de la historia, b) fracasa estrepitosamente en el desarrollo de los personajes, y c) "¡¡NOSOTROS TAMBIÉN QUEREMOS NUESTROS VENGADORES!!". a) y b) son responsabilidad de Christopher Nolan y David S. Goyer, guionistas y responsables de la historia; c) es responsabilidad de Warner Bros, desesperada por imitar el plan "universo unificado Marvel" que tan bien le está saliendo a Disney. En todo caso, voy a empezar por apuntar los haberes de MoS, que también los tiene, y para que nadie me acuse de "hater".

Henry Caviil es un buen Superman. Un muy buen Superman. Aparte de dar físicamente el pego (diría que es pelín bracicorto, pero probablemente sólo esté hablando la jodida envidia al otro lado del espejo), transmite alternativamente la nobleza y la fiereza necesarias e indisociables de este icono de la cultura pop. Aparte del protagonista principal, la cinta está trufada de pequeños momentos que permiten adivinar lo que podría haber sido esta película si se hubiera dado rienda suelta a las ambiciones con las que se han acercado Nolan y Goyer a ella. El olor a Malick de algún plano en Smallville; el momento en el que Superman aprende a volar; las dos escenas que comparten Clark y su madre (de pequeño y de mayor), la siempre sobresaliente Diane Lane; la idea de las influencias contrapuestas de ambos padres de Clark; la idea del mundo aséptico y militarizado de Krypton. Como podéis observar, más ideas que otra cosa.

Ideas que desembocan en NADA. O mejor dicho, en un sinfin de destrucción, casquería, escombros, explosiones, BADABOUMBINGBANGZAFSBOUUUMMMM!!!! que se apodera del último tercio del filme hasta el aturdimiento. Y las ideas se van al desguace junto a la coherencia narrativa. Un descanso para la publicidad y seguimos.




Coherencia narrativa. Arcos (ARCOS) dramáticos. Llegar a los lugares a los que quieres ir, en lugar de plantarte en ellos. Mostrar antes que explicar. Elementos imprescindibles a la hora de narrar historias que los blockbusters veraniegos se empeñan en ignorar una y otra vez. MoS es un ejemplo absolutamente paradigmático de lo que está fallando en esta industria: es una película cuyas ambiciones exigen un alcance relativamente minoritario de espectadores, pero su condición de columna jónica de la mismísima existencia de "Justice League" acobarda de tal manera a sus responsables, que dejan a la película con los colgajos al aire. En realidad, la crítica se podría resumir en una hipotética frase de algún productor (probablemente Jon Peters: hay osos polares, y hay naves con forma de araña, ojo) que sonaría tal que así: "¿que faltaban hostias en "Superman Returns, dijo el público? TOMAD HOSTIAS". Y, mira, lo aceptaría como un mal menor si cumpliera las expectativas en el resto del largometraje. Pero no.

Mirad, gente: en mi opinión (y en la de tipos como Film Crit Hulk, al que recomiendo encarecidamente), filmes como el que nos ocupa, "Star Trek: etcétera" o "Prometheus" adolecen de lo mismo: plantean una serie de acontecimientos clave, y tratan de adaptar las características y reacciones de sus personajes a ellos, utilizándoles como simples herramientas. Intentan que nos creamos las relaciones interpersonales sin molestarse en CONSTRUIR. Ejemplo: ¿por qué quiere salvar Clark Kent a la humanidad? ¿Qué experiencias le empujan a ello? ¿Dónde se modela la relación sentimental entre Lois y Clark (ya os lo digo yo: en el culo de los guionistas)? ¿Qué pretende Jor-El al enviar a Kal a la Tierra?  ¿Exactamente cuál es el mensaje que le quiere transmitir Jonathan Kent a su hijo? ¿Zod... Zod, QUÉ? Más preguntas después de la publicidad.


Antes mencionaba y subrayaba el concepto ARCO dramático. ¿Cuál es el arco dramático del personaje de Clark? ¿Qué aprende, cuál es su evolución? Es muy difícil viajar con un personaje, y por tanto empatizar, si no somos capaces de observar su evolución personal. Esto es lo que ocurre con Superman en MoS: te pones de su lado porque sabes que es el héroe, el icono, el bueno de la película; pero se hace difícil identificarse con él cuando sólo se nos muestran retazos que no parecen encajar los unos con los otros (y cuando el supuesto clímax trágico de su juventud es una escena que implica la salvación de un perro que NADIE HABÍA VISTO ANTES y una resolución vergonzante). Esto es un verdadero inconveniente cuando se supone que es una película de orígenes. Y no será porque no lo saben hacer: los mismos Nolan & Goyer se molestaron en cimentar durante MEDIA JODIDA PELÍCULA las motivaciones, las flaquezas y el aprendizaje (físico y mental) de Bruce Wayne en "Batman Begins". Pero claro, con BB las expectativas no eran las mismas: veníamos de "Batman & Robin" y cualquier cosa que no sonara a batpezones era aceptado sin pegas. La coyuntura de MoS es muy diferente.

Otra muestra de lo que supone la pereza narrativa: mientras Zod y Supes se arrean a base de bien, nos van colando una escena de supervivencia crítica que implica a Perry White y una especie de Jimmy Olsen femenina, dos personajes que apenas han estado deambulando por la cinta. Debido a que gracias a la ausencia de trabajo narrativo previo estos dos personajes nos importan un higo, la escena sólo funciona para desviar la atención de la principal. O sea, molestar. Eso por no mencionar que la trascendente decisión final de Superman respecto a Zod (SPOILERACO GORDO matar a Zod para salvar a una familia random FIN DE SPOILERACO GORDO), que según la tradición del icono debería haberle enviado a un psicólogo inmediatamente, se remata en la película con una chusca escena en plan "hola, coronel, el dron espía se lo puede meter por el ojete, pero aparte de eso, todo bien, gracias. Y sí, estoy muy macizo". Un espanto del que salvo a Zach Snyder porque ignoro cuál es su participación en la historia; en cuanto a su labor exclusiva como director, se agradece que aparque los ralentís, y es competente en las escenas de acción. No mucho más. Último corte publicitario, tras el cual responderé a la pregunta: ¿qué es el córtex?



Fácil: ni puta idea. O más explícitamente: es como el aceite negro de "Prometheus". Una serie de confusas explicaciones pseudocientíficas no evitan la idea de que en realidad es una excusa para no tener que elaborar  argumentos y motivaciones más elaborados. En este sentido, es un poco como la bomba de "The dark knight rises", una manera pobre de justificar una situación atractiva para el espectador. En serio, gente: podría dar decenas de ejemplos más de vaguedades narrativas, ausencia de conflictos (¿no es el conflicto la esencia de toda historia de ficción?), pero creo que ya son suficientes palos para MoS. En realidad, no tanto para MoS como para la manera de hacer blockbusters veraniegos, o grandes filmes hollywoodienses, o como queráis llamarlos; "Star Trek 2" es una película menos ambiciosa, pero no por ello imbuida de las mismas carencias: las cosas ocurren porque sí, no porque las circunstancias y las personalidades de los personajes nos lleven a ellas.

Y así se me hace imposible implicarme en las peleas, destrucciones y enfrentamientos finales. No hace falta utilizar media película en la construcción de personajes y arcos (por ejemplo: "Los increíbles" necesita cinco minutos para que conozcamos a la perfección a sus protagonistas y su manera de interaccionar), simplemente hay que empezar la casa por los cimientos, cuidar la escritura y entender que cuanto más conocemos a un personaje, más empatizamos con él, y más nos afectará su destino. Y si no, pregúntense por qué "En busca del arca perdida" es una de las mejores películas de aventuras de la historia del cine. ¿Es por la espectacularidad de sus escenas de acción, o es por el carisma y la tridimensionalidad de un personaje, Indiana Jones, al que a media película sentimos que conocemos a la perfección?

El conceto, amigos míos, el conceto.


3 comentarios:

alicia dijo...

No puedo menos que felicitarte por tu magnífico post, tan bien escrito como lleno de sentido común y divertido, y te asguro que todas estas cosas escasean en la actualidad.Ojalá algún mandamás de Hollywood lo leyera y le hiciera pensar un poco (aunque ya sé que son dos cosas incompatibles)

marcbranches dijo...

Gracias, Alicia. No sé si está bien escrito, pero está muy escrito, te lo puedo asegurar. En cuanto a lo del sentido común: bien, será la primera vez.

Y el caso es que me he dejado un montón de cosas en el tintero. Sin ir más lejos, el par de referencias católicas que parece que no pueden faltar en una película de Superman (ya jugó con ello Bryan Singer en su momento). Clark Kent tiene en esta película 33 años, y además te lo repite un par de veces. 33 años, jeje, ¿lo pillas? Es una analogía muy recalentada ya esta del mesías Superman. Entiendo que es un personaje difícil de enfrentar porque, afrontémoslo, es demasiado poderoso para ser interesante. Pero hay maneras e hacerlo: Donner lo supo hacer, y varios guionistas de cómic lo han conseguido en su momento, Alan Moore sin ir más lejos. Y sin necesidad de batmanizar (=oscurecer) al personaje.

Como ves, siempre es una cuestión de escritura, sea en el fondo (la aproximación inicial al mito) o en la forma (la coherencia narrativa). Un abrazo.

Josep dijo...

Esos defectos que resaltas, marcbranches, están insertados mediante unos chips micrométricos implantados en las cocorotas de todos los guionistas que trabajan en hollywood, justo en la mitad misma de su córtex.... ;-)

A veces pienso que sólo hay un relato y que lo van aderezando según les apetece.

Antes que se me olvide: lo mejor de Star Treck es comprobar cómo Benedict Cumberbath fagocita un reparto sin pestañear.

Es muy cierto que el icónico Superman resulta dificil de morder y que por lo menos quienes leímos sus historietas hace la tira de años, cuando muchos superhéroes no habían aparecido, fruncimos el ceño cuando un guionista se olvida de ciertos parámetros del mito; esta película es muy respetuosa con ese detalle pero como tú muy bien apuntas, al conjunto le falta aliento y carece de elementos necesarios para obtener un mínimo de empatía, no ya el héroe, sino incluso los malvados.

Por resumir, diría que empieza con maneras y acaba desmandada: lo de Perry y el Daily Planet es una vergüenza: ¿seguro que los guionistas se han leído algún tebeo de Supermán?

Un abrazo.

p.d.: la letra blanca y ese fondo acortinado rojo se dan de hostias...